sábado, 17 de marzo de 2012
Personas
Conversar es hablar después de escuchar y escuchar antes de hablar.Fácil de definir, difícil de practicar.En la ciencia todo es conversa: "observar" es conversar con la naturaleza, "reflexionar" es conversar con uno mismo, "debatir" es conversar con mente ajena...
Pero en la vida, fuera de la ciencia, conversar significa relacionarse, así de simple.
Existen millones de personas en la Tierra,
personas en cada continente, país, ciudad, calle...
personas en nuestro entorno, personas que vemos y con las que creemos no relacionarnos.
Pero según la descripción de arriba, observar es conversar con el entorno, y si observamos a una persona de éste, ya nos estamos relacionando.
Así que en realidad, relacionarse indirectamente es algo muy fácil.
Lo difícil llega cuando hay que relacionarse con una persona por iniciativa propia, y debes conversar con ella, hablar, compartir opiniones, ahí llega la parte difícil.
Cada persona es un mundo, y el mundo está llena de ellas,
pero se llegan a hacer difíciles de comprender, e incluso de soportar.
Aún a mis catorce años de vida se me hace difícil entender por qué según las definiciones técnicas relacionarse es tan fácil pero se me hace tan difícil a la hora de la verdad.
¿Por qué relacionarse es tan difícil?
Por mi pasado, ese miedo a "conversar" con personas se ha vuelto crónico.
Tengo miedo de defraudarles, de entrometerme en sus vidas, de cansarles, atosigarles o desagradarles.
Y está claro que no puedes agradar a todo el mundo,
pero no puedo evitar que sea así.
Por eso, cuando alguien me odia,
o no le caigo bien,
siento que mi misión en este mundo ha fallado.
Si tuviera que ser egoísta para dejar de sentirme tan mal,
tal vez lo mejor sería recluirme del mundo,
no relacionarme.
Pero pensando de una manera madura,
prefiero enfrentarme a las críticas,
alejarme de aquellos a los que ni hago bien ni me lo hacen a mi.
Buscar a gente nueva.
Esa es mi verdadera misión.
Etiquetas: Sentimientos
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